martes, 31 de marzo de 2009

La vida sexual de los objetos


Agua

Hacía muchísimo calor aquel mediodía de julio en que Carlos se asomó a la ventana de su dormitorio en el cuarto piso del número cuatro de la calle Julián Hernández de Madrid, y vio el agua.

Todo era agua hasta poco más de un palmo por debajo del alfeizar. Espejeaba al sol, y era lo bastante clara como para distinguir, tremolando en la distancia, las matrículas de los coches aparcados en su fondo. Madrid era una ciudad semihundida en un mar sin límites, y entre los semáforos y farolas sumergidos empezaban a insinuarse algas. Creyó oír de lejos, de donde quedaba Colón, el ladrido de invisibles gaviotas.

Carlos se asomó más, medio cuerpo, con la mano extendida, agobiado por el calor. Perdió pie.

Agua.

viernes, 27 de marzo de 2009

Facebook III: The dark side

Alejandro, por no entrar muy a menudo en su perfil, no pudo evitar que sus 34 amigos leyeran lo que opinaba María de él tras la ruptura.

Ernesto se enganchó a las vidas de Yolanda, Aroa, Berta, Alicia, Pedro y Alfredo. "Echaría de la casa", si en vez de facebook fuera un reality, a Judith, Ricardo y Juan. Y a sus ex, también.

Nuria confirmó la infidelidad de su novio por un comentario inocente de un semiextraño, 'amigo' de Julio en facebook.

Facebook (II)

Se le veía como con veinte kilos más y veintemil pelos menos en la cabeza, pero era reconociblemente él, Paco, con el que jugaba a indios y vaqueros hace un millón de años, cuando los dos éramos pequeños, en una ciudad que llevo tres décadas sin pisar. Y ahí estaba ahora, pidiéndome que le agregara como amigo en mi cuenta de Facebook, sonriéndome desde una fotografía reciente, rodeado de dos niños y una adolescente que parecían ser sus hijos.

De esto que llaman las 'redes sociales' por Internet se ha hablado bastante, pero, en mi opinión, de aspectos banales como la seguridad o cómo las usan los cazatalentos en su trabajo. Imagino que de las revoluciones que trae la técnica, cuando acaban de llegar, llama la atención lo anecdótico, y supongo que cuando se inventó el automóvil hubo más artículos sobre las gallinas destripadas bajo sus ruedas y cosas por el estilo que sobre el cambio que iba a traer en nuestro modo de vivir.

Decía William Faulkner que "el pasado no está muerto y enterrado; el pasado ni siquiera ha pasado". Una frase muy bonita, pero consoladoramente limitada hasta la aparición de Internet. Lo fuerte de Facebook y similares es su aspecto psicológico, absolutamente novedoso, a saber: la abolición del pasado. El hombre, cualquier hombre, compartimentaliza por necesidad. Primero, está acostumbrado a que sus fases de la vida, representadas por personas, queden atrás. Rara es la persona que mantiene algún amigo de su primera infancia; desconocida quien mantiene a TODOS los amigos del parvulario. Uno tiene un entorno de niño, otro cuando va al colegio, otro en la universidad, otro cuando trabaja.

Además, en el mismo presente, tiende a mantener separados varios 'ambientes' sociales, de forma que, por lo común, los compañeros con quien se lleva bien en la oficina no los mezcla con los buenos vecinos o con esos amigos que mantenemos de la facultad o la mili.

Eso, con las redes sociales, se acabó. Aquí Pili, la del Sexto, 'expone' su veraneo en la Riviera Maya a la curiosidad de Ernesto, el de Marketing, que a su vez da a conocer los grupos de diversa índole a los que pertenece, y ambos caen bajo el casi involuntario escrutinio del Paco del principio. De repente, toda nuestra vida social, los de un lado y los del otro, los 'muertos' y los 'vivos' conviven en el totum revolutum de nuestra cuenta de Tuenti.

No creo que se pueda dar un paso así impunemente. No voy a ponerme como los científicos que 'demostraron' que el tren provocaría terribles enfermedades al permitir cambiar tan rápidamente de clima, pero la transformación no va a ser menos intensa que la que trajo ese mismo tren y, la verdad, no creo estar preparado. Que Facebook no cuente más conmigo.

Facebook (I)

Pepe y Lucía se conocieron en una fiesta. En vez de pedirse el número de móvil, quedaron en buscarse en el facebook (nada más fácil si además se tiene un amigo en común). Tuvieron un par de citas y no congeniaron. Ahora Lucía trata de evitar a Pepe, pero le ha agregado como amigo, y le da palo borrarle.


Juan y Marta dejaron de ser novios, pero siguieron siendo amigos en el facebook. Ahora Marta no se atreve a subir las fotos de sus vacaciones en Argentina, porque sale en casi todas con otro.


Esther, enamorada sin esperanza, no es capaz de resistirse a curiosear en el perfil de Luis y elucubrar, morbosa, cuál es su novia del momento.


Alfredo le envió una solicitud de amigo a Asunción (que con 15 años más está hecha un bombón), con la esperanza de que no se acordara ya de las veces que se portó mal con ella en el colegio.

Silvia Muras